martes, 1 de julio de 2008

Caduco


Jamás fue guapo y su fama ya no despertaba ningún interés. Con los años había perdido la forma y figura que nunca quiso conservar. Su mediocridad le obligaba a mendigar encuentros sexuales para llenar el hueco atragantado de su desesperación. El ojal que le dio vida y centro de su egocentrismo estaba hurgado y abierto en canal. La saliva vieja y espesa que se le acumulaba en la comisura de su boca llena de dientes adictos al color del tabaco era síntoma de que se le agotaba el tiempo. Ante un espejo revelador presagiaba su muerte en una casa sin limpiar, sin nadie que le calentase la cama pero, eso sí, entre meados de gato.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

Chirriante.

Tu vuelta se avisa, coño.

Manu.

Anónimo dijo...

Por fin puedo entrarte y comentarte ;)

Gracias por visitar mi blog!

B.B.

Anónimo dijo...

Estooooooo... se me pasó el comentario.

Después de esto, mi espejo nunca será el mismo!

B.B

Dina dijo...

Manu: he "chirriado" y me has oído. Eso es un aviso desagradable, pero aviso. Je.

B.B: qué bueno que viniste! Calla, calla, que te duele la cara de ser tan guapo, jajajaja!!

Anónimo dijo...

Un recorrido por la miseria de quien así lo es.

Besos de loki vinodelfin.

Dina dijo...

Loki: existe tantas miserias... yo sólo he intentado aproximarme a una de las muchas que viven en los otros.

Besos!

Anónimo dijo...

Quizá hayas sido demasiado benevolente con el final ¿no? Tratándose una historia caduca, digo.

B.B

Dina dijo...

B.B: mmmm, quizá sí, quizá no. Sólo sé que no me gusta los gatos así que para mí ha sido un final horroroso, jajajaja.

Lisandro dijo...

Te ha sentado bien el respiro que te tomaste.

Bravo! Veo que no has perdido nada. Oscuro y amargo...

¿Y un pelín más largo de lo ahbitual?

Me encanta...

Gracias.

Dina dijo...

Lisandro: no he perdido nada y he ganado mucho,je.

Gracias, gracias.

Besos.

Anónimo dijo...

¿que ojal da vida y a la vez es el centro del egocentrismo de algunos?

B.B.Besos :)

Anónimo dijo...

Has descrito a alguien que conozco, se va suicidando poco a poco...mejor huir

Dina dijo...

B.B: el ojal, sin duda, es el ombligo. Pero cada uno tiene el egocentrismo donde quiere,je.

Saludos!

Dina dijo...

Anónimo: una lástima acabar así: caduco.

Saludos!

Anónimo dijo...

Si una pena porque mi amigo tiene talento, mucho talento...todavía sigo creyendo en el, espero a que limpie su casa, cepille al gato, deje la botella y escriba. Coincido contigo en lo de no gustarme nada los gatos, pero el gato de mi amigo me gusta. porque tiene complejo de perro…dos besos

Dina dijo...

Anónimo: Qué curioso... yo conocí a un gato con maullido de perro, jajaja. Pero seguía siendo un gato pero con problemas de identidad, jajaja.

Besos.

Carlos de la Fé dijo...

Un gusto volver a leerte.

Por primera vez, y sin que sirva de precedente, no estoy de acuerdo con ninguno de los comentarios y ni siquiera con tu texto.

Puesto a ello, el dedo se mete hasta el fondo de la llaga, si no, para qué?

Dina dijo...

El gusto es mío, Carlos.

Bueno, no comparto a lo que llamas el “dedo en la llaga”. Para eso no está el texto. Para eso está el dedo de cada uno, que sabe lo que duele a uno mismo.

El mío, de momento, tecleea (mejor o peor).

Y por supuesto, sería estupendo leer por qué no estás de acuerdo.

Gracias por pasarte. Siempre es un placer.

Un saludo.

Dina dijo...

Carlos: enganchando el comentario anterior con este, creo que hay heridas que nos hacemos a nosotros mismos durante mucho tiempo.

Y llega el momento en que te miras al espejo, haces un repaso de lo que has sido o en lo que te has convertido y no hace falta dedos ajenos en la llaga que te has hecho a ti mismo para que te duela.

Ni siquiera hace falta un texto para justificar que son los dedos de los demás los que te hacen daño en la llaga que ha estado sangrando durante tantos años.

Lo que pasa es que, en ocasiones, muchos “llaguistas” excusan sus heridas acusando a los dedos de los demás cuando, en realidad, la herida ya estaba ahí y sólo duele cuando los demás hacemos la función de espejo; es decir, le reflejamos en lo que se ha convertido, ni más ni menos.

Eso creo yo. Y esa es la idea del texto. Nada más allá.

Jo, ya te destripé el texto.

Saludos.

Carlos de la Fé dijo...

Ya ves Dina, ahora no es que entienda el texto, que ya se entendía perfectamente antes puesto que sigues tecleando muy bien, pero ahora, repito, si estoy de acuerdo contigo: la llaga a lo mejor estaba, y el dedo es el de cada uno; lo demás son sólo excusas baratas. Te lo digo yo, el experto en excusas, pero, eso sí, jamás culpar a otros.
Además, estoy completamente seguro de que cada uno tiene lo que se merece, ni más, ni menos.
Y también con eso de los espejos: aparte de para el vicio y las virtudes hay gente que lo usa para verse reflejada tal y como es, no como los demás creen que son. Alguna gente, poca. La mayoría lo usa para peinarse.

Y, ahora que releo el texto, me doy cuenta de que sí, es bastante bestia.

Dije que no estaba de acuerdo, no que no me gustara.

B S.O.S.

Anónimo dijo...

Destripado y todo, está hasta mejor.
La reflexión que has expuesto y que te ha hecho llegar a conformar un texto de tal dureza e incomodidad es, es, es, es, fantástico, Dina. Y no es peloteo, que conste. Cómo coño lo haces?

Dina dijo...

Carlos, no he dicho que no te guste, sólo pregunté en qué no estabas de acuerdo. Tenía curiosidad y necesidad...

Y es que en tu último comentario hemos llegado a la misma conclusión así que me he quedado igual y sin saber qué no compartías.

En cuanto a las excusas, excusarse sin salpicar a nadie sería lo ideal. Pero casi nadie puede hacerlo. Muchos se dedican a proyectar sus miserias en los demás para descargarse la espalda. Se sienten más "cómodos". Y aunque les jodan, un espejo siempre les viene bien.

Un beso.

P.D: Sigo tus textos religiosamente (y eso que en estos momentos no creo en nada). Aunque no lo comente, junto a la pastilla amarilla, es la dosis semanal que necesito. Geniales.

Dos besos.

Dina dijo...

B.B: No sé!!!

:P

Carlos de la Fé dijo...

Dina, estoy de acuerdo en tu post data, excepto en lo de geniales, claro. Sobre todo en la pastilla (amarilla? Ummm No las he probado aún) y en el descrimiento generalizado.

Y, la verdad, ya no sé en que no coincidía contigo... Pensaba que debía ser aún más "duro"... pero, carajo! Más?

No has pensado que lo de la pastilla amarilla (a qué sabe?) es consecuencia de leer cosas de tipos como yo?

A mí me pasa, cuando las escribo, por eso no suelo releerlas..

Besos, cuidese, plis

Dina dijo...

Carlos, definitivamente no. Mi pastilla amarilla... no se debe a leer cosas de un tipo como tú (cómo es un tipo como tú???).

Las cosas de un tipo como tú (aún tengo mis dudas después de leerte...) provoca otras consecuencias más o menos gratificantes; depende del día o de la noche.

Más que re-leer, yo prefiero re-volver.

Si nos acordamos, ya llegaremos a un acuerdo.

Cuidese usted... besos.