Rebelión

Los vecinos repugnados afirmaban que “aquello” venía del último piso. Cuando tiraron aquella vieja puerta soportada por dos cerraduras que ya no embellecían aquel picadero lo encontraron en su sillón de lectura rodeado de colillas que no bebió, con una copa a medio bajar y los pantalones sin fumar.

Cajita de música

Cada hombre que la tocaba, la despiezaba. Pero las manos que la anhelaban a través del escaparate de amores burdos y baratos cosen cada uno de los miembros del juguete roto en el que se había convertido aquella bailarina de cajita de música, intocable en otros tiempos.